El diseño de Fernando Barquín y Barón







ABC de Andalucía publicaba el 08/05/2016 un artículo que se titulaba "El Rocío que es y el que pudo ser: los proyectos que se barajaron para construir el Santuario de la Virgen", del que transcribo textualmente:

El diseño planteado por Fernando Barquín y Barón, arquitecto de la Mitra Hispalense ABC

Pero el diseño más original, rompedor y vanguardista fue el de Fernando Barquín y Barón, arquitecto de la Mitra Hispalense bajo el mandato pastoral del Cardenal Bueno Monreal que cuenta en su haber con trabajos como el de la restauración de la plaza de toros de La Maestranza. Barquín y Barón en su memoria de anteproyecto sintetiza su intención de «recoger como en un símbolo toda la fuerza, expresividad religiosa y emoción que emana de esta portentosa imagen y del impacto racial que nos produce cuanto la rodea», en referencia a la Virgen del Rocío.

El autor no sólo tuvo en cuenta la peculiaridad de la imagen que habría de albergar el edificio y de la devoción que genera la misma, sino además «la fuerza y el grito de un paisaje que parece creado ex profeso para servirle de marco y constituye su mejor templo». Era consciente además de que el espíritu del Rocío «estaba muy por encima de cualquier estilo o época», por lo que Barquín y Barón se esforzó en que su proyecto transcendiera al tiempo y las modas, sin perder de vista la practicidad que debía regir para que el templo cumpliese su función no sólo en los multitudinarios días de Romería, sino también a lo largo de todo el año.

Pese a lo original del concepto, el proyecto de Barquín y Barón respetaba la estructura y pormenores arquitectónicos exigidos por la Hermandad Matriz en el pliego. Como resultado, planeó un santuario con tres naves.


Por otro lado, la fachada presentaba un trazado en curvatura que permitiría una mejor vista de la marisma y estaría rematada con un gran arco que, según el propio autor, «recuerda las formas de las carretas». Una de las características más innovadoras es la inclusión de construcciones efímeras, que en forma de toldos provisionales formados con garrochas y lonas, servirían para proteger a los romeros del sol y la lluvia en los días de romería.

Como se diría en una biografia del arquitecto, vista con ojos amigos:

Su obra más ansiada, su mayor ofrenda a su sentido profundo Mariano, no llegó a verla realizada. Oscuros entresijos e intereses humanos, impidieron la realización de su gra proyecto, plasmado en una bella perspectiva, poco conocida y perdida: era la Ermita del Rocio, que él concibió como una antorcha refulgente en la marisma, llena de gracia y de aire de romería. Fue una ocasión perdida e inapazable de dar su verdadero realce a la Blanca Paloma.

Ver la biografía citada.