Nunca se me irá de la cabeza el día que llegué despistado al seminario. Fue colocar mis cosas en el armario de la camarilla e irse mi padre para que se me cayera encima "los palos del sombrajo".

Por mi cabeza solo pasaban ideas de ida y vuelta, incertidimbre, temores, soledad, "cagalitis". Poco a poco fue llegando el resto del personal y los pasillos se llenaron de bullicio, de consejos, de ánimos y de abrazos mas tarde, que sonaban a despedidas.

Los que somos de agua de mar añoramos el olor a estero, al olor del salitre, el ruido de las olas. Lo único que tenía allí que me recordara a mi Guadalate, a mi playa de la Puntilla o La Colorá, a los barcos entrar y salir flanqueado por las escolleras y pasando por delante de la virgen del Carmen antes de ir a la mar a donde faenar, era aquel pedazo de "amberca" moderna en donde también "faenaban" a lo largo y ancho aquellos negros "tapaculos" que ante cualquier amago de cogerlos se sumergían a toda velocidad hacia las profundidades para echar de vez en cuando algunos "gorgoritos".

Aquello se llamaba piscina y las únicas olas que tenía eran las que originaban el chapoteo y los saltos de aquella marabunta de niños ávidos de pegarse un remojón a la vez que mostrar cualidades nadadoras. Empujones, salpicones y más de una "ajogailla" a los más miedosos de secano, y que veían aquello como un pantano.





Quien no tiene allí un recuerdo, una foto de aquellas tardes de verano y que anunciaban unas largas vacaciones en breve.

Aquí estoy mostrando musculación mientras por detrás está Manuel Nogales toros, sin gafas para verlas bien venir, sonriendo para salir interesante en la foto y abrazandose a sí mismo para entrar en calor, y detrás de éste José Mª Aguirre Alava dando unas brazadas que ni David Meca cruzando el Estrecho. ¿Y qué me dicen de Esteban Vega Benítez?, atento al objetivo.

Una piscina que era flanqueada por setos, como los que se ve al fondo que marcaba el camino de tierra hacia la granja. Enorme piscina de grandes recuerdos y momentos, yo todavía sigo buscando la tapa de la piscina, que algún "espibaláo" que me vió "empanáo" me mandó a buscar, otros fueron a por la funda de la torre, lo cierto es que aún hoy "barrunto" que lo hubiera mandado a comerse unos "güevos con papas" y de postre una "torrija", o les hubiera aconsejado que observaran ver como "güelan" aquellas panarrias en el atardecer en busca de mosquitos sorteando las columnas del patio. ¿Alguien recuerda aquellas que llevé una mañana en una caja de zapatos y que dejé escapar en clase de Dª Mercedes y que se escondieron entre los tubos florescente?. (Algunos tubos acabaron en el suelo) .



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© "Los niños de Juan Manuel" - Junio 2009"