CRONICA DE UN FIN DE SEMANA
 


Hemos quedado en salir a las once y media de la mañana desde la casa de simón. Máximo, Trenado y Saborido han llegado antes, así que salimos a las once y veinte camino de Fuente Nueva, aldea de Almedinilla, Córdoba. En Utrera hemos parado para que se unan a nosotros Manolín y Noni, que viene de Sanlúcar. Más tarde hemos hecho otra parada para recoger a Marín en el cruce de Paradas para continuar el camino hasta llegar a la Venta El Pelao, situada entre Lucena y Cabra, a las dos y media de la tarde, donde nos reunimos con Gavira. Ya por esas tierras de califas, rozando otras de” aceituneros altivos", disfrutamos de las compañías de todos en el beber, en el llantar y en la conversación. Ni que decir tiene que el amigo Javier y Mariví, su mujer, fueron los anfitriones perfectos en donde encontramos el cariño que ellos saben dar. El almuerzo en la venta Los Pelaos con su correspondiente tertulia. La llegada a las casas rurales, alojamiento perfecto para unos días de asueto entre "hermanos", previa visita al pueblo "morisco" de ZUHEROS con sus casas blancas, castillo sobre unas rocas inexpugnables y miradores sobre el verdegrís mar de olivares, situado entre Doña Mencía y Luque y regreso a la Venta El Pelao para encontrarnos con Delgado, donde elegimos, cada pareja, los aposentos de los descansos y las durmiendas, para después continuar con las viandas de la cena y los diferentes caldos que hicieron de la noche el prólogo y el epílogo hasta la llegada del dios Morfeo, que nos acogió con los brazos abierto como colofón de una intensa jornada.

Mis despistes siguen sin abandonarme; prueba de ello es que se me olvidó decir que el día de llegada, faltó nuestro amigo Corchero, que se incorporó al día siguiente a las diez y media de la mañana. Gavira y su mujer lo tenían todo bien ordenado y preparado para que no faltaran detalles. A la mañana, cuando Morfeo se cansó de nosotros, nos dispusimos a comenzar el día con Don Desayuno, para continuar con Doña Visita a la Villa Romana de El Ruedo, un yacimiento arqueológico excepcional de un "cortijo" romano, dedicado al dios Hipnos griego o Somnus romano, en donde recibimos todo tipo de explicaciones y lecciones históricas del guía que nos acompañó, para después de terminar con esta y seguir con otra al Museo Histórico de Almedinilla en cuya planta baja se recoge una sala dedicada al olivo, así como también referida a los molinos harineros, que la fuerza del río Caicena a lo largo de su recorrido movía antaño. En la primera planta del Museo nos adentramos en el mundo de los íberos, cultura prerromana indígena que tiene en el poblado del Cerro de la Cruz un magnífico exponente. La segunda planta nos introduce en la cultura romana, la primera que dio cierta homogeneidad sociocultural y política a todo el Mediterráneo. Centrada en la villa romana de El Ruedo (siglo I-IV d.C.), una de las mejor conservadas de la Península Ibérica, nos adentra en esta especie de cortijo que combina instalaciones productivas “pars rustica” (albercas, hornos de cerámica, almazaras de aceite…) con una lujosa vivienda residencial “pars urbana” que sigue el modelo de casa mediterránea en torno a un patio central, con profusión de mosaicos, pinturas murales y esculturas.

Entre las esculturas destacan el grupo de Perseo y Andrómeda, la estatua de ATTIS (divinidad de origen oriental vinculada con los ritos funerarios) y el HERMAFRODITA danzante, las dos cabecitas HERMAE o protectores del hogar que representan a DIONISOS y APOLO, y sobre todo la estatua de bronce del dios del sueño HYPNOS o SOMNUS, vinculado con su hermano la Muerte (TANATOS), con la medicina y la adivinación, y cuya morada, descrita en la mitología grecorromana, parece estar imitando la composición de la sala del comedor de la vivienda residencial (con fuente o “ninfeo” y mesa “triclinium” para comer recostado).

“TODOS DUERMEN"

Dormían con un sueño muy profundo.
Muy pegados los dos. Él la abrazaba.
Respiraban su hondura. Sus adentros.
No sentían el frío de la noche.
Imaginaban cosas separadas,
tanto del otro como de sí mismos.
Cosas que luego no recordarían.
Quién sabe que paisajes, con qué gentes.
Quién sabe qué recuerdos rebrotados.
Los mensajes cifrados. No te quiero
pero te quiero. Dímelo. No sabes.
Afueras las estrellas se ocultaban
detrás de las terrazas de vecinos.
En un momento él movió la pierna.
Ella buscó una manta sin saberlo
para taparse. Pero no halló nada.
Y volvieron a su inquietud los dos
Sin percibir la duración del tiempo.
Nada pasaba por sus corazones.
Sin palabras de amor para sus labios.
Convivían hacía tres semanas.
Ella era Kitch. Él minimalista.”

Dejamos a Doña Visita y nos vamos de nuevo a la morada donde nos espera los manjares y caldos para darle alegría a Dª Gula. Allí, nuestro José Manuel Corchero hace maravillas con los avios culinarios para convertirlos en verdaderas fantasías y el resto, entre fogones, degustemos y demos riendas sueltas al dios hambre para devorar lo preparado, acompañado por la “rubia” y la manzanilla de tierras albarizas. Ya entrada la tarde, unos se entregan a Morfeo junto a la lumbre de la chimenea, otros optan por salir de paseo a contemplar la naturaleza, para luego de unas horas, comenzar todos las charlas, juegos, entretenimientos, chuches, licores hasta el momento de la cena donde de nuevo le damos riendas sueltas al dios hambre para saciarla y nos deje en paz. Este dios es muy ritual en sus horas y no deja de llamar la atención. Cumplido con él, hicimos el juego de las felicitaciones de Navidad con diversos regalos proporcionados por Manolín. Después, la zambomba y lo villancicos tipo jerezanos hasta altas horas de la noche. Luego de todo esto, cada mochuelo a su olivo a descansar.

Mañana siguiente, mismo ritual con Don Desayuno para continuar con Doña visita, esta vez a Priego de Córdoba para ver la Iglesia de la Asunción de 1525 que se concibió como un espacio gótico-mudéjar, de tres naves, con arcos apuntalados sobre pilares octogonales, terminados por una cubierta mudéjar con decoración de estrella y cuarteles sobre la bóveda barroca del siglo XVIII y que es una perfecta muestra del barroco andaluz; ver y admirar el antiguo núcleo urbano, de origen musulmán, con sus estrechas y sinuosas calles y plazuelas blancas de cal blanca llenas de coloreadas flores que nos envuelven en sensaciones de otras épocas; ver el Balcón del Adarve, natural, que sirvió para defensa de la ciudad y que se asoma a la quietud del paisaje andaluz; ver la Iglesia de la Aurora, bellísima; ver, saborear y adentrarte en el Museo-Casa Natal del que fuera primer presidente de la II República, de una sencillez extrema en su mobiliarios y ajuar como en su configuración arquitectónica, a lo que le llamaríamos verdaderamente Casa de Pueblo; Ver la Fuente del Rey y la Fuente de la salud, equilibrada y afortunada simbiosis entre agua y mitología, para terminar en una degustación de productos propios de la tierra. Dejamos a Doña Visita y nos dirigimos al lugar de partida para dar buena cuenta de las viandas que la noche anterior había preparado nuestro querido José Manuel Corchero, entre ellas cinco kilos de pollo frito y borracho, ya que en su elaboración cometió el pecado de “endiñarle” una botella de brandy Cardenal Mendoza, aparte del ROM y otras zarandajas. Bueno no, buenísimo. La “Rubia” nos acompañó de nuevo, así como también la manzanilla de las tierras de albarizas, siempre buenas compañeras de viajes. Después de todas estas buenas sensaciones y disfrutes, despedidas y hasta la próxima que será para el día 17 de Diciembre a las 2,30 de la tarde en almuerzo de berza y otras cosas saludables y zambomba en Jerez, donde esperamos encontrarnos con más amigos.

Me queda dar las gracias a todas nuestras mujeres por soportarnos en nuestras historias y a nuestro Javier Gavira y a su mujer Mariví por acogernos con su generosidad y decirles que todo ha salido, como dice el dicho popular: “A pedir de boca”.

Simón candón 29/11/2011


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© "Los niños de Juan Manuel" - Junio 2009"