Lo cierto es que D. Manuel siempre abrió una puerta a la comunicación, y por delegación a su hija
Olga, por aquello de que la nuevas tecnologías le dan un cierto respeto, ya que no es como poner uno de aquellos discos de vinilo en el "picu" y escuchar incansablemente
una y otra vez la correspondiente lección de Assimil con los Duval que se iban de viaje en las clases de francés, mientras que algunas veces, D. Manuel se daba un
garbeo por los pasillos del pabellón de estudios llevando en la boca esa pipa con un cigarrillo sin encender o de esos falsos amentolados, Olga digo, se ha convertido sin quererlo ella en la
delegada de la clase, en su mejor representación para estos menesteres de los correos electrónicos y de las páginas web's.
Tenía el compromiso de Olga de que nos haría llegar alguna foto suya para que lo conozcamos
en estos tiempos y borrar de nuestras cabezas a ese cura de sotana perfilada, de zapatos brillantes como patenas (no se si los tenía pintado de negro con
pintura plástica de lo relucientes que los llevaba) y de una raya que parecía se había pegado una línea recta. Hoy día 18 de Febrero el objetivo ha captado en una
visita familiar estas dos instantáneas que pego aquí para que las compartamos todos. Olga aprovechó para mostrarnos a un D. Manuel perfectamente "acicalado" y muy actual
con gorra y todo incluida, seguramente para que las ideas no se escapen, o quizás para "guarnecer" esas claridades, que tenemos todos tras el paso de los años, de los
frios de estos días en el centro de España.