Actualidad - José Campanario - "Reforma laboral"






Es totalmente imposible mantenerse al margen ante el atropello que supone la reforma laboral tan salvaje decretada, literalmente, de forma unilateral y con prácticas totalitarias, por el Gobierno del Sr. Rajoy.

La historia de las conquistas obreras en nuestro país se remota al siglo XIX. La tardía revolución industrial coincidió en la práctica, con el nacimiento de los Sindicatos Obreros UGT Y CNT.

Así cuestiones tan habituales en nuestro lenguaje político-sindical como convenio colectivo, delegados sindicales, derechos laborales, despido improcedente, etc. han dado lugar al nacimiento de una especialización del Derecho con carta de naturaleza propia como es el Derecho Laboral.

Ahora el Sr. Rajoy de un plumazo, se carga 140 años de historia y logros obreros en nuestro país. La verdad es que no se esperaba que llegara tan lejos ni que fuera tan osado. Ni siquiera el dictador Primo de Rivera, se atrevió a tan “gloriosa gesta” como la realizada por el Sr. Rajoy, puede que como consecuencia de imprudencia o desconocimiento.

Hemos vuelto a los mismos “derechos laborales” que tenían los trabajadores antes del nacimiento del sindicalismo en nuestro país en 1888. Por supuesto que el Sr. Rajoy nos ha dejado muy por debajo de los derechos reconocidos por la dictadura franquista. Y todavía dice el ministro Montoro, se supone que alguna información de primera mano tendrá, que la reforma laboral no va a crear puestos de trabajo. A ver si alguien explica entonces para qué se ha hecho.

La reforma ha conseguido anular en la práctica por el decreto del gobierno, la negociación colectiva prevista en el Art. 37.1 de nuestra constitución: “La ley garantizará el derecho a la negociación colectiva laboral entre los representantes de los trabajadores y empresarios, así como la fuerza vinculante de los convenios.” Papel mojado. Tenemos nuestras dudas por tanto, de la constitucionalidad de esta medida.

La variedad de las causas de los despidos, hace temblar a cualquier persona medianamente sensata: se puede despedir a una persona simplemente por ponerse enferma. Las subvenciones a los contratos a partir de esta reforma, harán que se desencadene una cascada de despidos para acogerse a las ayudas (menores de 25 años, contratos de aprendizaje, parados de larga duración, etc.) y como además en la práctica puede suponer que un empresario no tiene que justificar el despido o, en el peor de los casos, le sale baratito (hasta 20 días puede ser la indemnización), la caja empresarial sale ganando.

Se contempla la posibilidad de eres empresariales totalmente subjetivos, con la simple bajada de ingresos en dos trimestres continuados, el empresario puede desde bajar los sueldos a los empleados hasta un 50%, a despedir con las indemnizaciones antes citadas. Y no hablemos de los Contratos basura, 4 horas de trabajo que en la práctica supondrán 8 horas trabajadas y 4 cobradas. Ya mencionábamos antes de pasada el tema del aprendizaje, y lo asombroso es que se contemplan contratos de aprendizaje hasta para un trabajador de 45 años.

Rizando el rizo: se establece la posibilidad de reconocer la categoría profesional a un trabajador en determinadas condiciones, pero este reconocimiento de superior categoría no implica subida de sueldo.

Por otra parte las indemnizaciones sufren drásticas reducciones de 45 a 33 días para los contratos indefinidos y por despido improcedente. Pero pueden llegarse a 20 días por motivos económicos, por supuesto que objetivamente contemplados los motivos por la empresa.

Se igualan los derechos de los delegados sindicales al resto de los trabajadores, lo que supone en la práctica la negación de los derechos sindicales de los delegados. A ver quién es el valiente que planta cara ante una injusticia o una medida ilegal, o ante incumplimientos en materia de salud laboral y prevención de riesgos laborales.

Y a todo esto nos sale el Ministro D. Cristóbal Montoro, como decíamos al principio, con que la reforma no va a crear puestos de trabajo. De hecho la Sra. Cospedal da unas cifras de 300.000 nuevos empleos. Evidentemente no dice los empleos que se destruirá y parece que abandonan el idílico número de 3.000.000 de puestos de trabajo que prometieron en su programa electoral. Cada día está más claro que el Sr. Montoro no pasa el corte del verano.

Lo peor y más grave de todo este tema es que en el decreto de Reforma Laboral no se establecen medidas de control, con lo cual se consigue el objetivo perseguido: la total satisfacción de los empresarios, aunque todavía habrá por ahí alguno que diga que es muy tímida la reforma del Sr. Rajoy.



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