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Actualidad - José Campanario - "Esclavos por cuenta propia"





El traje de rebajas, corbata de la tienda de los chinos con un buen nudo, carpeta de plástico pielubrique con anagrama empresarial y mocasines negros a juego. Son los nuevos ejecutivos, o mejor dicho, comerciales. Vendedores de humo en forma de seguros y productos similares y pateadores de las ciudades.

No sobrepasan la treintena, llevan dos o tres años intentando conseguir un empleo decente, en muchos casos con titulación universitaria que se la podían haber ahorrado y hablando dos idiomas extranjeros, aunque el propio, el español, lo chapurrean y lo escriben con faltas de ortografía y errores gramaticales, pero total, ellos se defienden.

Chicos/as de clase media, que aspiran a un apartamento, no muy grande, en alquiler para independizarse con su pareja, porque lo de casarse son palabras mayores que además no se estila.




El coche, eso sí, potente, gasolina súper y chorrocientos caballos con el marcador en los 320 km. por hora, aunque el límite esté en la mayoría de las carreteras a 90, equipo de música con un montón de watios para que la música se escuche 500 metros antes de llegar y que poco a poco los tímpanos del conductor-propietario vayan perdiendo elasticidad.




Son gente moderna, iPod de la empresa en ristre cual actual tizona. El aparato sirve para hablar, pasar los pedidos vía internet, y lo mejor, estar localizados en todo momento. Eso sí los cursos de formación, dos días, los han capacitado para conocer al detalle las ofertas y las ventajas del producto que vende, los fallos de la competencia y como colocarlo en el mercado.

Los gastos y los horarios de 12 horas de jornada, van por cuenta del comercial, incluidos seguro autónomo, gasolina para desplazamientos, mantenimiento del coche y bocata de tres euros, lata de refresco incluida, al mediodía. A cambio el 10 %, todo un detalle, de los contratos conseguidos. El balance es sencillo: 200 euros de beneficios mensuales. Y es que a los 200 euros del seguro de autónomo, hay que sumar los 300 de gasolina, los 150 de malcomer a mediodía y desayuno (café y media), y los 30 de cafelillo a media tarde. Sin contar los gastos de mantenimiento del coche ni los propios ya que se duerme, se viste y se come en casa de los padres.

Y todavía nos queda por completar la reforma laboral.




© "Los niños de Juan Manuel" - Junio 2009"