RELOJ NO MARQUES LAS HORAS (La noche y el día)





Reloj de arena


La vida pasa, y el reloj te lo recuerda. En la penumbra del salón solo se oye el tic-tac del reloj, una y otra vez, constante y machaconamente, golpeándonte los sentidos hasta que el aburrimiento de la soledad y la vejez te vence y soñoliente recuerdas y vives el pasado.

Correteando al atardecer por la plaza mayor era ajeno al reloj del campanario, no necesitaba conocer la hora, y oía lejano los cuartos, las medias y las horas, pero aquello no me importaba, quizás el futuro no me preocupara, era lejano.

El reloj te acompaña, sigue contigo tu andadura, te marcará los tiempos. Veinticuatro horas tiene el día, uno a uno forman las semanas, cuatro hacen un mes, y uno tras otro hacen un año.

Cuantos años pasados, cuantas horas transcurridas, cuantos acontecimientos me han marcado, cuantas citas mirando al reloj ansioso esperando a mi enamorada. Aquél mi primer reloj que acompasaba los latidos de mi corazón y que puesto en la muñeca como si me tomara el pulso le avisaba cuando se aceleraba, cuando ella te miraba a los ojos y con una cómplice sonrisa se sonrojaba.

Ese reloj que el día que nacía tu primer hijo parecía no andar, ese reloj que sonaba cada amanecer de un nuevo día, ese reloj que al mundo marca las doce de un final de año.

El reloj que imparable te aleja más del primer día, el reloj implacable que un día te dejara solo y que ahora te marca horas inacabables. Ahora en mi soledad es mi única compañía, y aquí sentado en mi salón, en la penumbra, espero que llegue un nuevo día, ver brillar los rayos del sol y alejar mi amargura, sentirme vivo y coger ese teléfono para decir buenos días, aquí estoy, amigo, porque la amistad es lo único que se escoge.

Ahora miro al reloj y le suplico antes de que llegue mi agonía, por eso le hablo y le pido que no marque mi muerte sin que pueda gritar un adios a mi mundo, a mi gente.

¡ Reloj ¡ no marques las horas


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© "Los niños de Juan Manuel" - Junio 2009"