D. Juan Manuel Núñez

EL DESCANSO DEL GUERRERO


Al caer la tarde y en los principios del anochecer la tensión del día pierde su algidez, los asuntos se dejan en compás de espera para ser acometidos al día siguiente. Es el momento esencial dedicado a uno mismo y a los más allegados, a esos que comparten cada uno de los pormenores del día, de la charla, de la anécdota.

El guerrero ya incurrió con el enemigo cuando estaba en plenitud de facultades físicas, peleó en importantes batallas a lo largo de su vida, que sin ser sangrientas, le dejaron cicatrices, y que aunque ocultas, se mantienen siempre frescas en la memoria, y que cerrando los ojos ve pasar por la mente recordando lo que hizo y lo que hubiera podido hacer, y lo que no hizo y lo que hará mientras tenga un halo de vida.

Tras un fría rubia apellidada Cruz Campo, rodeada de almendritas y altramuces, flanqueado por su paladín Ceferino Eskisabel ex-cura de El Torno y por Simón, un rejuntado, el guerrero relata campañas anteriores, las atenciones y los desvelos a sus huestes fueron sus principales argumentos, unas huestes que están aletargadas, adormecidas esperando oír de nuevo esos gritos retadores a modo de trueno y con la sensación agradable de un chaparrón que te alerta y te trae vida.

El guerrero ya cumplió una etapa y tiene ahora otras luchas menos intensas pero de más constancia que le absorben su tiempo a la vez que le dan vida, no dejar para mañana, empezar una cosa nueva, plantear una recogida de firmas, divulgar una injusticia a su modo de ver, protestar para que se oiga, echar una mano, arreglar un papel, solucionar un entuerto para que alguien empiece una vida, pelear para que un gobierno socialista no permita que sigan enriqueciéndose los bancos y sean más pobres los pobres, para que tengan futuro incierto quienes antes lo tenían crudo, y tantas y tantas cosas más que hace de corazón el guerrero retirado, y sin cobrar un dirham, un sol, un sucre, ni un peso a modo de impuesto.

Mis saludos al gran “emir” de Pilas y Sevilla AL-Huan Mhanueh, floreado con estas letras en señal de respeto y de agradecimiento por tiempos pasados, tal vez por aquello de que son mejores.


Al-Huan Mhanueh