LA BARBERIA DE CRISTOBAL




Como ya he contado en el reportaje sobre el encuentro-homenaje fue a la hora del almuerzo cuando me vino a la memoria que lo que había allí no estaba entonces.

Aquello eran dos servicios, pero no, allí estaba la barbería.

Era la barbería de Cristóbal que se había convertido en un peregrinar constante, nadie buscaba un "pelao" de aquellos que ejercía nuestro barbero, ese que te apretaba por la coronilla hasta que te clavaba la barbilla en el esternón con un "hiiiiimmmm" y te decía que te estuvieras quieto para que le saliera bien el cuello, no, la barbería de Cristóbal no estaba allí y las colas como contaba tenían otra finalidad.



Aquella barbería era muy especial, pequeña, revistas antiguas, acogedora y un fornido barbero con unos pedazos de brazos que igual pelaba una de esas cabecitas que trasquilaba una mula.

Era un tío agradable, dicharachero y amigo de todos sus "clientes". Recuerdo un "temporaita" que a los niños de JUan Manuel les dió por la "guerra de las tijeras", aquí te pillo, flequillo fuera, si te cojo coronilla hecha. Me imagino vernos a todos desde la "palestra" sentados en los pupitres todos medios trasquilados, aquello más que un seminario debería de parecer un hospicio. Después del rapapolvo general vino tiempos livianos no sin haber pasado por la barbería primero y haberle dado trabajo extra a Cristóbal, ..... nuestro barbero.