HIJO ADOPTIVO - Febrero 2011  


Aquí traigo el discurso que José Lorenzo Rodrigo Sales pronunció ante sus paisanos de Palma del Río el pasado 28 de Febrero de este mismo año. Su discurso no es sino un resumen de su propia vida desde 1979. Rodrigo Sales salió del seminario antes que el resto de compañeros por recomendación "facultativa" como algunos otros, entre los que me incluyo. En aquella fecha vivía entonces en Lora del Río a donde su padre se desplazó desde Valencia como un gran experto en naranjos, época aquella en la que se potenció los naranjos en la vega del Guadalquivir. Desde que salió del seminario hasta 1979 es obvio por su narrativa que estudió enfermería, pero eso ya nos lo contará en otra ocasion.

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Amigo Paco, soy consciente de que tus palabras hablan más desde la generosidad de quien las dice, que de los méritos de quien las recibe. Gracias, muchas gracias en nombre de mi familia y en el mío .… somos tus amigos.

Alcalde, excompañeros de Corporación Municipal, amigos y amigas, compañeros de trabajo, paisanos todos.

Intentaré ser breve, como dicen los toreros: “En corto y por derecho, sin alharacas”.

Hoy es un día singular, es un día único para mí, en que los recuerdos me embargan desde mi llegada a Palma, pero no para llenarme de nostalgia sino para hacer, con vosotros, un recorrido de mi vida.

Corrían los años de la transición y quien hoy os habla llegó a Palma del Río en 1979 para ocupar la plaza de Practicante Titular, que había quedado vacante por jubilación de Don Rafael Carrasco Torres, eran otros tiempos, trabajábamos en aquel pequeño ambulatorio de la calle Belén, con muchos defectos, pero con mucha entrega y profesionalidad, pero también con muy pocos medios.

Yo era muy joven y comenzaba en el ejercicio profesional de los cuidados de enfermería. Fue entonces cuando emprendí una serie de luchas y reivindicaciones profesionales, que de manera directa o indirecta llegaran a las personas sanas o enfermas. Unas para que pidieran recuperar su salud, otras para que tuvieran una muerte, tranquila y digna, pero sobre todo combatí, para que todas tuvieran una igualdad asistencial.

En el año 1991 mis inquietudes me llevaron a acercarme y participar en la política local porque siempre pensé que es desde aquí donde se pueden cambiar las cosas y sin miedo a equivocarme, creo, que es el medio ideal para llevar a cabo las ideas que a cada uno le parecen más justas

Durante 18 años participé en la vida pública palmeña, desempeñando la Concejalía de Bienestar Social, el Area Municipal de las Personas, como a mí me gusta llamarla. Y no lo dudéis, siempre puse mi mayor afecto e ilusión en servir a todos los ciudadanos, con mayor o menor acierto, pero si alguien alguna vez pensó no tener el trato adecuado, les pido a los que tengan la capacidad de perdonar que me perdonen y a los que no, que me disculpen.

Deseo mostrar mi afecto y gratitud públicamente a todos los empleados de este Ayuntamiento, que gracias a su profesionalidad e imparcialidad facilitaron mi trabajo.

Así mismo quiero aprovechar este momento para dar las gracias a mis compañeros del Centro de Salud, por la comprensión, el apoyo y la colaboración que he tenido estos años de todos ellos. Gracias compañeros

Alcalde y Concejales no sé si esta distinción es un honor merecido, sólo soy un enfermero de familia que además ha sido Concejal de esta Corporación Palmeña, que siempre ha intentado cumplir con sus responsabilidades. Mi mérito no ha sido otro que desempeñar cada día mi obligación tanto en el Centro de Salud como en nuestro Ayuntamiento.

Es cierto y faltaría a la verdad, si no admitiese que siempre he querido ganarme el respeto de los palmeños, pero me permito poder asegurar, mis queridos paisanos, que me encuentro en mi pueblo, en el lugar que he hecho mío a fuerza de entrega, dedicación y un amor sin límite a mi trabajo. De eso, no os quepa la menor duda, estoy plenamente convencido. Permitidme ahora unas palabras sobre mi mismo y mi familia.

Soy loreño de estirpe y de infancia, valenciano de nacimiento y palmeño de adopción y vocación. De adopción por el acto que hoy nos reúne aquí, y de vocación, si de vocación, porque no podría entender mi elección vital de ser y ejercer de palmeño, si no fuera porque fui llamado, por las fuerzas de la vida misma. Mi vida, mi familia, mis amigos y mi profesión han tenido un único y extraordinario entorno Palma del Río, mi pueblo.

Tuve la gran suerte de enraizarme en esta fértil tierra de naranjos y azahares, bañadas por el Guadalquivir y el Genil, con mi familia palmeña, los Ortiz Soriano. Mis suegros, Andrés y Manuela, siempre y desde el primer momento, me acogieron en su casa con respeto y mucho cariño, igual que sus hijos…. Quiero agradecerles el trato recibido.

También quisiera tener un recuerdo entrañable, para mis padres, Consuelo y Lorenzo, y para mi hermana Consuelo María. Lo recibí todo de ellos, pero destacaría algo especial; tuve la fortuna de recibir de ellos una educación abierta al mundo, no me puedo olvidar que yo quise que en su vejez disfrutaran junto a mí y los míos hasta sus últimos días.

Y ahora llega el momento más duro con el que afronto este acto, hablar de mi familia. Emilia, mi mujer (hoy la gran ausente físicamente en este acto), esposa, compañera y madre de nuestros hijos Loren y Emi, hoy también ausente, por motivos profesionales.

Quiero que sepáis, que siempre nos resultó difícil ser padres, a vuestra madre y a mí. Pensamos que además de ser una función biológica, era mucho más que eso, era propiciar, el paso de la niñez a convertiros en personas adultas, era humanizar vuestra personalidad mediante la educación, la comprensión y el cariño. Gracias a vosotros…mis hijos, gracias, sois el gran regalo que vuestra madre y yo hemos tenido y todo lo que sois es fruto de vuestro esfuerzo personal y vuestra entrega y eso os hace grande. Y, nunca, nunca, olvidéis que Palma del Río, el pueblo que os vio nacer y crecer, es nuestro pueblo.

Gracias Emilia por tu lealtad, tu fidelidad, por tu saber estar siempre y sobre todo por el amor y el cariño que has puesto en nuestro matrimonio. Contigo he logrado tocar, parte del cielo, eres una buena esposa, una madre ejemplar y destacaría algo muy importante para mí… eres buena gente, Eres una buena persona, con letras mayúsculas.

Pero la vida, nos ha jugado una mala pasada y un mal día, sigilosamente, tus recuerdos comenzaron hacer sus maletas y poco a poco fueron abandonándote. Perdiste lo que más afanosamente habías acumulado durante tanto tiempo, perdiste lo más preciado de tu ser, la conciencia de ti misma, ahora eres una persona con miedo, asustada, que te sientes perdida y confusa. Pero todavía, guardas vida en tus ojos, aunque tu mirada de ahora sólo contempla vacío y abismo.

Y es que el Mal Alzheimer es una enfermedad cruel que emborrona el cerebro de la persona enferma y golpea el corazón de la familia. “Esta enfermedad es un reto al amor: duele proporcionalmente al amor que sientes hacia esa persona”.

Decía Víctor Hugo con todo el encanto, que le caracterizaba: “Te deseo que ames y que amando, seas amado. Y si no es así, olvídalo al instante, al momento, pero, después de haber olvidado, no guardes nunca rencor”.

Pero no temas Emilia siempre, me tendrás a mí y a tus hijos a tu lado, y siempre notarás el afecto y el cariño de tu familia.

Quisiera mandar un afectuoso saludo desde esta tribuna a la Residencia Hospital San Sebastián, casa no solo de mayores, si no de personas dependientes, quien hoy tiene encomendada la atención de mi mujer, por su total dependencia. Pero, cada noche duermo tranquilo y en paz sabiendo que tu sonrisa será parte de mi sueño, y que estás no bien atendida, sino muy bien, por profesionales y personas con una alta calidad humana.

Gracias y mil veces gracias por haber hecho posible el que hoy se celebre este acto de reconocimiento, tanto a quien os habla como a Azahares, a Teodoro González y a Ramón López mi felicitación para todos ellos.

Mi gratitud plena a toda mi gente, a mis amigos de ayer, de hoy y de siempre. Gracias a todos, pero destacaría a todos aquellos que movidos por la amistad, el respeto y el amor que genera mi familia nos han brindado su apoyo, día tras día, en los momentos duros y difíciles por los que estamos atravesando.

Paisanos palmeños, me siento honrado de haber desempeñado la política como un servicio público a mi pueblo adoptivo y a mi partido, y sobre todo me siento un privilegiado por haber vivido en primera línea, la etapa de modernidad de la Palma del hoy. Palma del Río, es un pueblo querido y respetado, con una sociedad mejor y más justa y por supuesto más feliz.

En todo este tiempo, en la universidad de la vida, he aprendido muchas cosas pero si tuviera que destacar una sola, destacaría que “LA RAZÓN DE SER NO ES OTRA QUE QUERER LO QUE SE VIVE Y NO VIVIR LO QUE SE QUIERE”.

Y ya para terminar, un ruego, decirles a nuestros Representantes Políticos, que hoy nos acompañan, que para seguir desarrollando una Palma del Río mas cohesionada, mas próspera más solidaria y mas igualitaria no olviden que el núcleo cuidador, de las personas con demencia, lo formamos: La Sociedad, los profesionales de la Salud, los profesionales de los Servicios Sociales, los Amigos, pero sobre todo la Familia y los Poderes Públicos.

Muchas gracias.





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